El puente

La civilización romana fue la primera cultura en construir puentes de forma generalizada.​ La necesidad de tener una red de calzadas bien comunicada y fija hizo que los ingenieros romanos construyeran una gran cantidad de puentes para salvar los ríos y valles que debían atravesar.3​ Los romanos fueron los precursores del hormigón​ y del cemento hidráulico. Eran capaces de cimentar los puentes a gran profundidad y realizar vanos enormes para la época. El puente romano de Orense es el de mayor luz en piedra construido por ellos, con 38 m.​ También se le debe a los romanos los primeros puentes arco en madera, caso del puente de Trajano, con los cimientos en piedra y la arcada en madera, con arcos rebajados. Este puente es especialmente singular ya que la madera permitió luces de 52 m (la madera al ser más ligera permitía salvar luces mayores) y además la estructura medía 1130 m, siendo por muchos siglos el puente más largo jamás construido.

Si bien en la Edad Media se construyeron puentes, la ingeniería no avanzó, y en algunos casos retrocedió. Se olvidó cómo se realizaba el hormigón y los arcos se redujeron en tamaño. Aun así el arco perduró con pocas variaciones, usándose a veces el arco gótico. Mientras tanto en el Imperio Inca se empezó a perfeccionar la construcción de puentes de cuerda, que serían los precursores de los puentes colgantes.

El Renacimiento traería una nueva dimensión al diseño de puentes. En 1415 se recuperan los manuscritos de Vitrubio y además por esta época empiezan a reaparecer las ruinas de la época romana. Estos hechos provocaron que los ingenieros de aquella época retomarán el estilo clásico de los puentes. Volvió a adoptarse el arco de medio punto. Ejemplos de esto son el puente de Rialto en Venecia, Pont Neuf de París o el puente della Trinitá en Florencia.​ Con el paso de los años el puente no sólo se considera un elemento funcional sino también un elemento artístico de una ciudad, y sin duda un signo de poder e influencia respecto a otras ciudades.

La Revolución científica conllevó un planteamiento científico que llevó a la mejor comprensión del funcionamiento de las estructuras. Esto cambió la forma de ver el material, los arcos podían cambiar de forma, rebajarse y estilizarse, buscando aprovechar el material. Así se impusieron los puentes de arcos rebajados y los de arcadas sucesivas, cuyo esfuerzo se apoya en pesados estribos en las orillas. Un ejemplo tardío de esto es el puente Alejandro III en París. Si bien se siguieron realizando puentes de piedra, la historia de los puentes cambió radicalmente al aparecer nuevos materiales más resistentes y que precisaban nuevas formas completamente inéditas hasta entonces.

El puente romano de la Alcanzorla.

Se localiza a 4km del punte del molino de la Navata, aguas a bajo en el rio Guadarrama.





El puente del molino de la Navata.

Años 50. El puente con el molino al fondo.


Años 50. El puente.



Años 80. Urbanización, estación de bombeo y tubo de trasvase.

Años 2015. El puente con la estación de bombeo al fondo.


Años 2015. El puente con la rio Guadarrama.


La construcción de una estación de bombeo, próxima al antiguo molino, es lo que ha propiciado un uso inadecuado del puente. En vez de establecer un paso sobre el rio para las tuberías, los constructores han optado por el camino más fácil, tapar el puente, estropeando así un trozo del patrimonio histórico de Galapagar.

Además , muy cerca del molino y del puento antígúo se a construido una urbanización a mediados de la d´écada de los 80.

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